Como un personaje de ciencia ficción. Su mirada nunca sale del asombro porque, claro, viste los ojos con dos gigantes lupas. De un metro ochenta y pico, pelo parcialmente nevado y cúbicas facciones siempre se enfunda en bermudas, medias hasta la canilla (de toalla) y ojotas (esas de tela bien noventas con detalles en color fluo).
Hablo de un inquilino de cuarenta y tantos años, que habita el sexto bé (de berenjena), excéntrico como Los Tenembaums, un aficionado de la música clásica principalmente en tenebrosas noches de tormenta, el gurú del estilo Barroco, un fanático namber uan de martillar paredes los fines de semana a primeras horas del día.
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La vida de este sujetoide aparenta girar en torno a unidades y no a comunidades, tiene una vida social limitadísima, más bien nula. Desconozco su actividad laboral (oficial), pero mis intuiciones indicarían que ocuparía su tiempo en tratar de recrear a Parque Jurásico. Creanme que es difícil resolver las hipótesis que me plantean las distintas situaciones.
Paranormal, permanece en un bucle espacio- temporal más allá del bien y el mal. A veces pienso que su poderosa mente se traslada a este relato, porque está convencido de que, nuevamente, despertó la inspiración en alguien.